lunes, 18 de febrero de 2013

El monje habla de música, de política, de filosofía y del espíritu. Habla y deja de hablar, hasta el silencio se hace poesía. El mate corre, la yerba crece, la sonrisa va y vuelve. El llanto alimenta la tierra y de una carcajada estallan unos cuantos universos.
La vida se acaba y comienza en un instante. Un tabaco se arma. Los monjes dejan de ser monjes y saludan a la señora que entra a comprar una planta.

"Tati, pone mas agua!-Ahi va, querido!"

Voy y vengo de casa a casa.


En la puerta del AlmaZen. Funes

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