domingo, 26 de agosto de 2012


Y mientras sacudía la yerba, sabiendo que quizás eran los últimos mates antes de cambiar radicalmente el hacer, interrumpí:

"...permitame decirle, en este aparente silencio. Permitame ocupar este supuesto espacio entre sus palabras y las mías.
No quiero engañarle, pero si no le engaño, usted de aquí se va (y si yo no me engaño de antemano no habría yo venido a este lugar). Pero todo esto que tenemos no es mas que nada. No se ilusione, no es como dirían "algo así como un sueño". No, no es sino el amarre inexistente de cosas inexistentes, tanto como usted o como yo.
Usted me gusta, porque satisface no se que falta que me constituye en este instante. Yo le gusto, porque satisfago quizás que falta que a usted la hace ser quien cree usted es, pero nada de eso nos hará eso que ilusionamos con ser, aquella unidad que nada tiene de unidad. Pero no se deje engañar por lo limitado de estas palabras o lo extraño de mi lenguaje, tampoco usted ha estado separada nunca de nada, ni podría, si fuera riguroso en mi expresar, decir que usted es usted y yo soy yo, tan lejanos como eso suena.(tal vez, si por esta noche nos sirviera, diría que no hay mas que un nosotros en todas partes).
En fin, la luna esta fresca y no hay mas que hacer que hacer. Estoy un poco cansado de repetir y repetirme en aquello que nada es. Yo le ofrezco metonimias o metáforas con el fin de seguir este juego. Con el fin de que usted crea que me hace falta y yo crea que usted será aquello que tanto he buscado."

...el mate estaba listo. Nunca supe si entendió aquello que dije. Si es que comprendió realmente eso que intenté, amorosamente, señalar. Quedarse o irse eran dos caras de lo mismo. Nunca supe ni sabré mas que lo que yo dije (aunque no se de donde o por que lo dije)...y con eso basta. Que en el fondo, nunca dije nada y solo llené ese silencio con mas silencios.

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