martes, 23 de agosto de 2011

Bebes (Neurosis)y Maestros Espirituales

¿Por que los niños serán el centro de atención? ¿Por qué será que su olor tan distintivo nos llama tanto la atención y nos cautiva?

Estos últimos días, y gracias a muchas charlas, he reflexionado y comprendido que un bebe es la puerta más cercana que tenemos los seres humanos de conexión con nuestro aspecto espiritual. Su ser recién está entrando en este planeta y pareciera ser que nos llama tanto la atención porque conecta una parte de nosotros con esa unidad divina que de adultos recordamos con nostalgia existencial. Es por esto que los sufíes decían que el olor de los bebes es tan cautivante, porque por venir de Dios, es lo más cerca que conocemos el olor de Dios.

Desde esta perspectiva podríamos pensar que un bebe es algo similar a lo que también conocemos como un maestro espiritual, sin embargo, pareciera ser que están en la misma línea, pero en otra dimensión.

Los relatos que hemos escuchado de personas que han estado con verdaderos maestros espirituales, es que ellos con su sola presencia llenan los espacios que ocupan y pueden ejercer una fuerte influencia de las personas que están cerca (muy similar a lo que nos ocurre cuando estamos en cercanía con un bebe), sin embargo, el maestro espiritual ha trabajado sobre su ser y ahora es consciente de su estado de divinidad y es un portal auto consciente del Cosmos (como diría Ken Wilber). Sin embargo podemos ver que ambos son una puerta a una dimensión que, en la mediana edad del ser humano, hemos olvidad, y que es nuestra conexión con la divinidad.

No estoy hablando aquí de un Dios religioso, sino un espíritu que trasciende nuestra existencia y que pareciera ser el comienzo y el principio de todas las cosas. Algo que en realidad aun no podemos explicar del todo pero que algunos podemos decir que sentimos (sin que se nos pueda tildar de esquizofrénicos paranoicos).

Lo que intento expresar con el dibujo (realizado en un momento de inspiración en una charla de Gonzalo Pérez, psicólogo y astrologo chileno) es que en nuestras vidas, en el centro en el cual nos encontramos, estamos tan sumidos en nuestra neurosis que nos alejamos de experiencias sublimes, por sentirnos y creer que somos el Yo que experimenta la vida. Soy consciente de que no escribo tratando de proponer un tratado científico y solo escribo desde el corazón, pero es porque creo que, si bien no todos al parecer estamos llamados a buscar respuestas a preguntas existencialistas, existe la posibilidad de disolvernos en la consciencia y poder sentir aquella anhelada Unidad. Poder volver al jardín del Edén, y reconocernos como hombres y mujeres hechos a imagen y semejanza de Dios.

Si los bebes y los maestros espirituales pueden transformarnos de maneras tan poderosas, con a veces algo tan simple como la mirada o una palabra, es probable (más que posible) que con un poco de trabajo y disciplina, podamos tener un mejor vivir en esta dimensión que conocemos como vida. Liberarnos de nuestra creencia de dualidad y separabilidad, aceptar que lo único permanente es lo impermantente, y que el sufrimiento acaba cuando comprendemos el desap-Ego. Es quizás un llamado que no queremos oír por miedo a hacer el ridículo o miedo a los cambios, pero para ser maestros debemos ser inocentes y simples, como el maestro Jesús nos dijo: “Les aseguro que si no hacen como niños no entraran en el reino de los cielos”, recordando también que ser inocentes no es ser infantiles, como nuestras sociedades y gobernantes están siendo, sino ser simples, como el rio, como el Tao, como la vida que fluye, como el agua que está en la cumbre de la cordillera, pasando por su caudal y desembocando en el mar…todo en un mismo presente.

Todo está conectado, nada pasa por nada, somos distintaspartes de lo mismo...somos Uno.

Namaste.

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