Voy con mi amigo japonés, monje zen, a visitar a un maestro de meditación azteca. Estamos junto a él una hora escuchando sus cantos. Después de la sesión, el sacerdote se pone a fumar. Le digo a mi amigo: “¡Estoy decepcionado, este maestro fuma demasiado!” El monje me pregunta: “¿Y eso te decepciona?” “¡Sí: no es perfecto puesto que tiene un vicio!” El japonés me responde: “¿Qué te interesa más: buscar la perfección en el maestro o en ti mismo? ¡No estudias para que el maestro sea perfecto sino para lograr tú mismo la perfección! Dices que él tiene un defecto: quizás ese defecto sea más pequeño que los que tú tienes.”
Estoy enseñando a mi hijo lo feo que es ser sucio. Una señora, junto a nosotros, le enseña a su hijo lo bello que es ser limpio.
Alejandro Jodoroswky
No hay comentarios:
Publicar un comentario